Época: Grecia Arcaica
Inicio: Año 700 A. C.
Fin: Año 500 D.C.

Antecedente:
Mapa de la colonización griega



Comentario

El proceso de colonización que se define arqueológicamente a partir del siglo VIII a.C. y que tiene como marco todo el mar Mediterráneo, se produce en el campo de actividades de dos diferentes pueblos: griegos y fenicios, en áreas diferentes de influencia y posiblemente con modelos de colonización también distintos. Tradicionalmente se ha defendido que el límite de influencia griega se dibuja en una línea de frontera que, tras ocupar el mar Negro y tocar el norte de Africa en Egipto y Libia, transcurre por el sur de la península Itálica, Sicilia y, desde allí, continúa por el continente europeo, extendiéndose por el sur de Francia y Cataluña, aunque en estos dos últimos casos ya en un momento avanzado del proceso. Más difícil resulta hoy confirmar la presencia griega en el resto de la Península Ibérica, aunque no de sus productos, ya que colonias citadas en las fuentes escritas como Hemeroskopeion o Mainake no han podido ser contrastadas por la investigación arqueológica sus supuestos puntos de localización. Del mismo modo que es posible distinguir geográficamente el ámbito griego, el área fenicia se extiende por el norte de Africa, Sicilia, Cerdeña, Ibiza y el sur de la Península Ibérica, con puntos hacia el norte dentro de este último territorio como el área alicantina y más recientemente, aunque con un carácter menos permanente y por ello consolidado, en la desembocadura del río Ebro, como lo demuestra el caso de Aldovesta.
Desde el punto de vista de los modelos de colonización, tradicionalmente se han opuesto dos sistemas diferentes, según se haga referencia al caso griego o al fenicio; el primero se ha supuesto que se produce por efecto de la presión demográfica y que sólo en un momento avanzado de su desarrollo se hace consciente de los intereses comerciales que pueden caracterizar un sistema colonial; por el contrario, el modelo fenicio se ha supuesto siempre caracterizado por el factor mercantil y, en menor medida, por el demográfico agrario.

En el caso de la colonización griega, cronológicamente se han establecido dos grandes etapas: la primera, centrada exclusivamente en el Egeo y el Asia Menor y que arranca, con un componente mítico muy importante, del siglo IX a.C.; la segunda, por el contrario, se localiza en el ámbito territorial extraheleno y se define en dos grandes oleadas. La primera de ellas, fechada en el siglo VIII y durante la primera mitad del siglo VII a.C., se caracteriza territorialmente por la ocupación del área oriental de Sicilia, con la fundación de colonias como Naxos, Megara Hiblea o Siracusa, y algo antes, en la costa occidental de la península Itálica, con los casos de Pitecusa y Cumas; hacia fines del siglo VIII a.C. se realizó la ocupación del mar Jónico con fundaciones como Síbaris o Tarento. Los últimos centros establecidos en este periodo se localizaron tanto en Sicilia, caso de Gela, como en la Magna Grecia: Metaponte en el mar Jónico o Neápolis en la costa occidental tirrénica. Según las fuentes literarias, el componente étnico de estas primeras fundaciones es muy diverso, advirtiéndose la presencia calcídica-eubea en las más antiguas como Pitecusa, Naxos, Cumas, Catania, Regio y Leontinos. De este primer bloque en Sicilia, sólo Megara y Siracusa no responden a este patrón étnico, siendo la primera fundación, megarense, y la segunda, corintia; en la península Itálica es interesante considerar el fuerte peso que, en esta fase, tienen las fundaciones peloponesias como Síbaris, Crotona y Tarento. Por último, del grupo de fundaciones de los inicios del siglo VII a.C. hay que distinguir las que se hicieron por griegos procedentes de la metrópolis, como es el caso de Locros, Gela y Siris, o desde las propias colonias, así Parténope o Neápolis es fundación de Cumas, Callípolis y Euboa de Naxos, Caulonia de Crotona y Metaponte de Síbaris.

La segunda oleada de la colonización se produjo a partir de la mitad del siglo VII a.C. y viene a ocupar todo el siglo VI a.C.; es la etapa que tradicionalmente se ha asociado con la reconversión del modelo agrario colonizador por el mercantil. Geográficamente se definen los siguientes frentes.

*Expansión en territorios ya controlados y enmarcados en el área de influencia de las colonias griegas. Es el caso de las áreas central y occidental de Sicilia, con fundaciones producidas desde las propias colonias de la fase anterior; así Megara Hiblea estableció Selinunte, Zancle fundó Himera y Gela hizo otro tanto con Agrigento en el 580, cerrando el proceso en la isla; del mismo modo en la península se llevó a cabo la fundación de Posidonia por Síbaris en la costa tirrénica, compitiendo con los intereses eubeos de las antiguas colonias; la última fundación en esta zona correspondió a Elea por los foceos, hacia el 540-535 a.C. El mar Adriático fue colonizado desde Corcira y Corinto con fundaciones como Epidamno y Apolonia, entre finales del siglo VII e inicios del VI. a.C. Desde allí se pudo acceder a la desembocadura del Po y, de hecho, el asentamiento de Spina es un emporio griego fundado a fines del siglo VI a.C. Hacia la zona nororiental, las únicas fundaciones anteriores a la mitad del siglo VII a.C. se localizaban hasta la península occidental de la Calcídica, destacando de entre ellas Calcis, a partir de mediados del siglo VII según las fuentes arqueológicas. Algo antes según las fuentes literarias se produjo la expansión hacia el este, siguiendo la costa hacia el Bósforo; de entre los nuevos asentamientos cabe destacar Tasos y Abdera.

*Expansión al occidente del eje Sicilia-península Itálica. Lo que tradicionalmente conocemos como la expansión focense, caracterizará este frente con fundaciones como Alalia en Córcega, Massalia en Francia o Emporio en la Península Ibérica, todas fundadas entre fines del siglo VII a.C. y las primeras décadas del VI a.C.

*Expansión hacia el Próximo Oriente. Uno de los focos más interesantes de este frente es la actuación en Naucratis en el delta del Nilo, en territorio egipcio, que se realizó después de las actuaciones pioneras en el puerto de Al-Mina en Asia Menor. Especial interés tiene la ocupación de la Cirenaica, en el norte de Africa y en el actual territorio libio, destacando la fundación de Cirene, a fines del siglo VII a.C., y la de Barca, a mediados del siglo VI a.C.

*Expansión hacia el mar Negro. Dirigida fundamentalmente por Megara y Mileto, si bien con intereses distintos, agrarios los primeros y mercantiles los segundos. La ocupación del mar Negro, aunque se documenta con altas cronologías, no se hizo efectiva hasta la segunda mitad del siglo VII a.C., a tenor de la información arqueológica, y siempre después de la ocupación del Bósforo, con fundaciones como la milesia Cízico. Son estos mismos milesios los que fundaron, en la parte occidental del mar Negro, Istro y Olbia, en tanto que megarense es en esta área Mesembria; en la península de Crimea destacan las fundaciones milesias de Teodosia y Panticapea y la megarense Quersoneso, por último, en la zona sur-oriental hay que citar la colonia milesia de Sinope.

La colonización fenicia ofrece varios grupos diferenciados de fundaciones. Los primeros centros citados por las fuentes se localizan en el occidente del Mediterráneo: Lixus, Gades y Utica, con una cronología que se fija en el paso del siglo XII al XI (siempre según las fuentes literarias), siendo la fecha de Cádiz del 1104 a.C.; la de Utica, en el litoral de Túnez, algo después, en torno al 1101 a.C., y la de Lixus, en el Marruecos atlántico, la más antigua por ser citada por las fuentes como la primera fundación fenicia en Occidente. No obstante, como ya se ha señalado aquí, la arqueología no ha conseguido documentar materiales más antiguos al siglo VIII a.C. Desde este punto de vista, la fundación de Kition en la isla de Chipre en el 820 a.C. es arqueológicamente la fundación mediterránea más antigua.

Dentro de este grupo existe un segundo bloque de fundaciones que corresponden a las norteafricanas de Auza y Cartago, la primera en la costa de Libia y la segunda en la de Túnez, con cronología del 814 ó 813 a.C. La investigación arqueológica ha documentado por el momento materiales en Cartago que se adscriben al siglo VIII a.C. Del conjunto de este grupo las fuentes señalan que salvo Lixus, que se dice es fundación sidonia, el resto es tiria. Un último grupo de fundaciones norteafricanas lo componen Leptis Magna, Hippo y Hadrumetom, si bien sin referencia arqueológica salvo en el primero de los tres casos.

En la isla de Sicilia las fuentes literarias documentan al menos tres puntos a partir de la cita de Tucídides sobre la llegada de los griegos y el desplazamiento de los fenicios, se trata de Motya, Solunto y Palermo, de las cuales la más conocida y sin duda la más importante es Motya, donde se registra una ocupación en el siglo VIII a.C. A ello hay que añadir la ocupación de una serie de islas cercanas como Malta y Cerdeña. En esta última isla se citan Nora, Sulcis, Tharros y Caralis o Cagliari, de las cuales las dos primeras han ofrecido documentación arqueológica del siglo VIII a.C. Por último, la isla de Ibiza, que tradicionalmente se había pensado era una fundación cartaginesa, recientemente ha proporcionado materiales fenicios de inicios del siglo VII a.C. en puntos como Puig de Molins, Puig de la Vila y La Caleta.

En la costa mediterránea de la Península Ibérica se localiza un último grupo de colonias entre las que las fuentes literarias citan, expresamente, Malaka, Sexi (Almuñécar) y Abdera (Adra). Arqueológicamente se han detectado en todos los puntos materiales fenicios, añadiéndose a ellos sitios como Chorreras y el Morro de Mezquitilla en la desembocadura del río Algarrobo, Toscanos en la del río Vélez, el Cerro del Villar en la del río Guadalhorce y el Cerro del Prado en la del río Guadarranque, las tres primeras en Málaga y la última en la costa mediterránea de la provincia de Cádiz. La mayor parte de estos últimos asentamientos citados, que sólo conocemos por fuentes arqueológicas, tienen su fundación a partir de mediados del siglo VIII a.C., su cenit hacia el siglo VII a.C., con la excepción de Chorreras que se abandona antes, y su desaparición en torno al 580 a.C.